El jueves anterior se realizó en la Universidad Pedagógica Nacional la Asamblea Estatal de análisis del plan y los programas de estudio para el diseño de los libros de texto gratuitos para la educación básica, con sedes también en Manzanillo y Tecomán, y en las escuelas, a través de los consejos técnicos.

En Colima fue la asamblea número 24, según informó la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, en su intervención previa a la lectura de las conclusiones.

El ejercicio fue interesante en varios planos. La primera ronda de intervenciones corrió a cargo de los funcionarios federales, Max Arriaga y Mario Chávez, así como el secretario estatal de Educación.

Luego comenzó una mesa en donde se planteaban preguntas y a mano alzada los asistentes respondían sin restricciones de tiempo o temas. La diversidad de la audiencia, con profesores y autoridades escolares de distintos niveles y ámbitos, ofreció una rica combinación de comentarios, análisis, propuestas, críticas y reclamos.

Mi conclusión es que con las ideas de ese grupo se puede hilar el guion de un diagnóstico profundo de la educación en Colima, indispensable para la primera tarea de recomposición del sistema educativo estatal.

La segunda parte de la jornada fue la división en mesas temáticas, una por nivel educativo y otra que denominaron “formadores”, es decir, profesores que laboramos en las instituciones encargadas de la formación de profesores y educadoras.
Entre colegas de la UPN, el Instituto Superior de Educación Normal de Colima y la Secretaría de Educación del gobierno estatal, comentamos otras preguntas durante un tiempo que fue insuficiente, pero permitió sentar algunas líneas en torno a los objetivos propuestos.

El ejercicio de discutir un documento en proceso, inacabado, como base para la elaboración de nuevos libros de texto gratuitos, siembra dudas, pero cabe la paciencia.

No me atrevo a hipotetizar sobre lo que viene para el país con estas asambleas.

Más allá de la monumental tarea que tendrán en la SEP para procesar cientos de horas de grabaciones, pienso que en Colima el ejercicio podría ser un camino alentador para gestionar el rumbo de la educación con un estilo osado, dialógico y participativo. Ojalá.