¡Ya tenemos evaluación de Aprende en casa!

Sí, es la buena noticia. El Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) acaba de difundir su evaluación a la estrategia usada para enfrentar la pandemia.

Con el informe pretenden documentar, elaborar evidencias para la toma de decisiones sobre su mejora y permanencia, así como proponer alternativas de política para afectaciones producidas por el confinamiento escolar.

Es imposible resumir los hallazgos en tres minutos. Comentaré algunos resultados.

Lo primero que se afirma es más o menos obvio: la estrategia tuvo amplia cobertura mediante los programas televisivos, pero el impacto se ignora.

Nos confirma lo que sabíamos: hubo acceso diferencial a medios tecnológicos, con menor calidad en hogares con desventajas socioeconómicas. Que los niños y adolescentes requirieron acompañamiento y apoyo cercano de madres, padres y tutores, más favorable de acuerdo con las posibilidades culturales y educativas de la familia.

La acción pedagógica de maestras y maestros fue clave para garantizar la continuidad del proceso de aprendizaje.

Detectó que hubo actividades creativas de gestión y enseñanza por parte de las comunidades docentes y directivas.

Que los consejos técnicos escolares fueron valiosos y la capacitación generó nuevas habilidades tecnológicas y en salud emocional.

Ratificó que la carga de trabajo de docentes y directivos aumentó en grado superlativo, pero que buena parte fue para y por actividades burocráticas.

Cuando observábamos el funcionamiento de la Secretaría de Educación Pública intuíamos que carecía de un sistema de seguimiento. El informe de CONEVAL lo demuestra: no hay evidencia de indicadores para monitorear el desempeño y resultados de la estrategia. ¿Es concebible una institución que funcione a ciegas, sin timón, timonel y brújula?

Además, advierte riesgos que demandan intervenciones fuera de la periferia escolar, porque se augura aumento del trabajo infantil y reducción de recursos familiares para la educación, como efectos de la pobreza; se observa con preocupación una reducción de aprendizajes, sobre todo, de estudiantes en zonas marginadas.

Hay recomendaciones, pero serán motivo de otra colaboración.

Por ahora, CONEVAL puso en la mesa una agenda que requiere soluciones distintas, para que la educación no sea una más de las costosas víctimas de la pandemia.