Cuaderno 21

El eterno Rulfo

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

El fin de semana abrí El llano en llamas, muchos años después de la lectura anterior. Buscaba un libro para entretenerme y distraerme de las lecturas más pesadas, las que deben hacerse en una mesa, con hojas y pluma a la mano para tomar notas o subrayar. Así se me fue el domingo, prácticamente sin parar en las horas de descanso.

Lunes y martes, con menos tiempo por actividades laborales, apenas pude hojearlo. Esta mañana terminé la historia de Anacleto Morones y Lucas Lucatero.

No sé si es un fallo de mi memoria, pero creo que lo disfruté más que nunca, con su crudeza tan familiar a mis años de infancia, porque mientras leía los 17 cuentos escuchaba las palabras y giros en la voz de muchos viejos de mi pueblo.

Esta lectura fue, entonces, una vuelta deliciosa a aquellos años donde la vida era más simple y, en muchos sentidos, más disfrutable; sin otras complicaciones que las derivadas de nuestros errores, cuando vivir era un verbo que se conjugaba en las calles, en la cancha de fútbol, o en los potreros y arroyos, más cerca de la naturaleza y lejos de las pantallas.

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