Cuaderno 21

Ser feliz no era esto

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

Mariana Belén tiene más de doce horas encerrada en su cuarto. Primero, haciendo tareas y tareas interminables, y luego, dormida sin atender los gritos de pájaros o la calle, olores de la cocina o la luz del sol que se cuela por la ventana entreabierta de su habitación. Dos veces he pasado a verla y sigue agotada. Prefiere seguir dormida antes que comer. Su semana fue pesada. Semana de exámenes, de tareas que crecen todos los días, aunque algunos lenguajes pedagógicos prefieren no llamarlas así. Es su primer año de bachillerato. La veo concentrada durante horas y horas. A veces me acerco y le pregunto. A veces me corre de ahí para no distraerla, porque debe entregar el portafolio o no sé qué, a tal hora. A veces, un poco harto de verla clavada en su computadora, le pido que pare un poco. Me recrimina. No ha terminado y quiere hacerlo de la mejor forma posible. A veces le pregunto si le ayudo. Entonces, elige la materia que sabe que odio, química, por ejemplo, y me pregunta si puedo apoyarla. No. Y salgo de su vista. A veces le pido que no sea tan exhaustiva en sus trabajos, tan cuidadosa. Lo sé, lo sé porque a veces me muestra sus tareas y me sorprende la calidad, le digo que me encantan, que son mejores en presentación, redacción e información que los trabajos de algunos estudiantes universitarios. Porque lo sé. Pero ella tiene un propósito y quiere cumplir. A veces, entonces, preferiría que ella estuviera de nuevo en preescolar, sin tareas, sin obligaciones, sin exámenes y con una sonrisa más frecuente todos los días de la semana.

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