Diario 2015

ENERO 4

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

Primer domingo del año

Comencé a leer El arte de escribir bien en español. Manual de corrección de estilo, de María Marta García Negroni, Laura Pérgola y Mirta Stern. En las primeras páginas se abordan temas sencillos que, creo, domino en un nivel básico. Probablemente, con el avance de los capítulos encontraré otros niveles de dificultad. En el oficio docente sirven esta clase de lecturas, para nuestro dominio y por los estudiantes. El de la escritura, como la lectura, es otro síntoma de la crisis de aprendizajes en nuestras escuelas, y de la sociedad volatil que vivimos. Aunque las quejas son generales, las soluciones o las estrategias para encararlo en niveles universitarios, escasas. El problema, siendo grave, es tierra de nadie. Pero no vendrían mal a otros profesionistas de la palabra oral y escrita: periodistas o comentaristas, por ejemplo. Usuarios constantes y, muchas veces, dañinos del idioma.

Cavafis

Desconozco si en las religiones o doctrinas tenga significado nacer y morir el mismo día, unos años después. Es el caso del atormentado poeta griego Constantin Cavafis, o Kavafis. Nació en 1863 y murió el 29 de abril, siete décadas después. Leo ahora su poesía completa, obra a cargo de Pedro Bádenas de la Peña. Iré poco a poco, intercalando sus páginas con otros libros y distintas tareas. De los primeros poemas leo:

Teme, alma mía, la grandeza.

Y si no puedes vencer tus ambiciones,

con cautela y precisión secúndalas.

Cuanto más adelante vayas,

estate más atenta y avisada.

Chesterton

He terminado con sonrisas la trilogía de G. K. Chesterton. Volveré.

Escuelas en vacaciones

Entre el departamento y el quisco de la esquina hay dos escuelas, una de preescolar y otra de primaria. Mi hijo y yo, camino de regreso, vamos por su acera. Se detiene un momento y dice: papá, esta escuelita es bonita. ¿Te gusta?, le pregunto mientras giro la vista a la derecha. La vista es desagradable. Responde concreto: sí. ¡Ah, qué bien! No sé qué ve, cómo interpreta el paisaje ante sus ojos curiosos. Sé lo que veo. Y me molesta, o apena. O ambas sensaciones. A la permanente capa de polvo que se posa en las calles del Manzanillo real (el que se camina, y no el de los grandes hoteles), y que penetra todos los resquicios, se suman las hojas secas de los arboles de las escuelas y del entorno, las telarañas del cerco perimetral, los montones de basura acumulada por el viento, las bolsas de desperdicios que nadie puso en el sitio correcto, la mierda de los perros por todos lados invadiendo la nariz. El paisaje es de abandono. Consideraciones sindicales aparte (siempre solucionables), estoy convencido que las escuelas nunca debieran estar sucias, en estas lamentables condiciones, ni siquiera en vacaciones.

 

Primer fin de semana del año. Primer fin de semana sin fútbol.

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