¿Se puede ser medianamente optimista frente al tema de la obligatoriedad del bachillerato?
No vacilo un instante: los profesores no podemos alojar el virus de la desesperanza o la derrota; por eso debemos desarrollar la capacidad de sobreponernos a la adversidad, pero me cuesta trabajo alentar el optimismo con el horizonte que observo. La historia, las estadísticas, algunas señales de política educativa y otras que recojo empíricamente, me están ganando la batalla.
La mayor parte de la preocupación y la ocupación del gobierno federal, a través de la RIEMS, así como de las universidades públicas estatales, es el ingreso al Sistema Nacional de Bachillerato (SNB).
Sucede el mismo fenómeno que cuando nacieron los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) y luego los organismos acreditadores del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior. Una fiebre evaluadora que produce como efectos la obsesión y exigencia de ingresar a toda costa, y a cualquier costo. Sin medir consecuencias que no son siempre son fáciles de revertir.