Esta vez escribo sobre un tema del que sé poco. Tal vez por eso elegí un título que podría provocar algún escandalillo; o se puedan juzgar incomprensibles mis atrevimientos. La propuesta es simple: eliminar las escoltas escolares tal como las conocemos, un exclusivo club de los niños y niñas más aplicados, más altos, mejor portados.
En la más reciente reunión de padres de familia a que asistí se abordó el tema y me llamaron la atención los comentarios. No tenía idea de que ese tipo de decisiones dieran pie a interpretaciones y sentimientos encontrados; que para muchas mamás, la pertenencia de sus hijos a la escolta fuera muy significativa. Lo es, y tanto que hasta exámenes de concurso se realizan para elegir a los integrantes.
Mi razonamiento es diametralmente distinto. Estoy convencido de que un ejercicio cívico no puede o debe convertirse en botín al que solo tienen acceso unos cuantos, gracias a sus méritos que, por otra parte, no se pueden regatear. Pero si sabemos que los rendimientos escolares son producto de condiciones del entorno familiar y social, de los maestros, y que no solo reflejan la capacidad y aplicación del estudiante, entonces, nada pasaría si convirtiéramos la participación en la escolta como oportunidad de la que pueden disfrutar más estudiantes, y no solo seis a lo largo de un año. La cosa es peor cuando los criterios son la estatura uniforme o reglamentarios anacronismos semejantes.
Hay otra razón de peso: a la escuela básica no se va a competir contra otros niños, sino a aprender juntos, a jugar juntos, a socializar, para aprender los indispensables valores del respeto a la identidad y las diversidades. Participar en las escoltas podría convertirse en un ejercicio democrático donde los estudiantes del grupo correspondiente, con reglas hechas por el colectivo, elegirían a sus representantes, y luego, a esos niños los entrenarían durante la semana o dos semanas previas, y ¡listos para los honores a la bandera! Con el uniforme sencillo, sin guantes, adornos ni esas extravagancias anticuadas. Y sin concursos para ver qué grupo hizo la mejor actuación o dispuso la escolta más elegante. Leer más…