La indigencia de las ofertas electorales en materia educativa es digna de la peor suerte para sus candidatos. La reducción de las promesas de campaña a becas, créditos, útiles escolares o uniformes es un fenómeno trascendente. Descubre una preocupante irrelevancia del tema en la construcción de los proyectos sociales y políticos. Probablemente también acuse ignorancia y flojera. Tampoco es inédito. Ha sido así y, todo indica, seguirá.
¿En qué cabezas brillantes se gestó la visión de que una sociedad próspera se erige sobre la base de despensas, vales, útiles escolares o becas, sin tocar la estructura que fabrica pobreza y pobres?
La política asistencialista es un viejo remedo de las peores expresiones populistas posteriores a la mitad del siglo pasado. Ya se ve que no han muerto y reviven con el aumento de las cifras de miseria y pobreza, pero apostar un proyecto de gobierno a dádivas gubernamentales como las citadas equivale, y no se dan cuenta los genios, a reconocer la imposibilidad de la solución estructural a los problemas sociales. Son la constatación de que los aspirantes a seguir gobernando, o a gobernarnos, están convencidos de que la pobreza tiene larga vida entre nosotros.
Este paquete de medida, en su estrechez, constituyen la firma de rendición ante los problemas históricos de pobreza, injusticia e impunidad.
Una sociedad genuinamente desarrollada (¿podemos, debemos en Colima aspirar a ella?) tendría que reducir, no elevar el número de becas; tendría que disminuir los vales de despensa y todo el recetario del estilo. ¿Por qué? Porque en una sociedad democrática y justa, todos los ciudadanos tienen ingresos suficientes para cubrir las necesidades elementales, y sólo en las situaciones excepcionales en que la disfunción del modelo económico lo impide, se aplican medidas de discriminación positiva.
Las promesas electorales pobres, insuficientes e ineficientes para transformar a las sociedades, no son la propuesta más edificante ni deseable. Tampoco deben ser la norma. ¿Se entenderá? ¿O ya renunciamos al futuro?