Mi primera lectura de la mañana es sobre estudiantes aburridos y la crisis de la escuela, expresada en su desvalorización social.
Las hipótesis de la autora, Cecilia Bixio, son plausibles para reflexionar, pero me queda la impresión de que en nuestros contextos el problema (si se lo plantean) y las alternativas de los políticos y de quienes toman decisiones no circulan por esos carriles, ni siquiera próximos. Afirma:
Cuando, desde ciertas políticas neoconservadoras se pretende resolver la crisis educativa con cursos de capacitación e innovación exitosas, sólo se logra taponar, obturar la posibilidad de pensar y desviamos la atención hacia caminos secundarios.
Pienso justamente lo mismo cuando leo o escucho que las autoridades educativas declaran, orgullosas, que la meta en que están empeñados es mejorar los resultados de los alumnos en los exámenes estandarizados. Las ramas, no el árbol, menos el bosque se aprecian con esa miopía.