El cuerpo del hombre dijo: no más, suficiente ya. Hasta aquí llegamos. Es hora de descansar, de sentar la cabeza y mirar sin prisa el reloj. En las horas previas, al caer la noche, gastó la
Y cuando despertamos, Patricia no estaba. Y cuando despertamos, teníamos agua hasta el cuello. Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo… Y porque acá
Tuve un sueño extraño. Desperté con el recuerdo taladrándome. Por eso estoy sentado frente a la pantalla, para contarlo y dejarlo atrás, para que esta noche, mañana, otras, no venga a
Salgo a mediodía por mis hijos. Las avenidas en estado normal, con los atascos de siempre. Mi pensamiento distraído, de allá para acá, no tiene asideros. A pocos días de iniciar las clases,
Entré a casa con dificultades. La maleta colgaba del brazo derecho, dos bolsas en la mano izquierda y un par de juegos de llaves en la otra. Con malabares casi habituales, producto de meter las