Un mes transcurrió desde la última ocasión en que escribí mi página a mano en el cuaderno de papel, una libreta empastada color negro, hojas blancas con rayas de azul grisáceo. La compré
Cuando llegué a la escuela secundaria mis padres compraron una máquina de escribir Olivetti, pequeñita, ligera, aseada meticulosamente, con su cinta rojinegra, que guardábamos cuando no se usaba,
Terminé de leer “Así escribo”, compilación de escritores. Nunca lo vi tan claro como Daniel Sada: “No envidio a nadie, solamente admiro o ignoro”. * Celebro la nota periodística del
Primer domingo del año Comencé a leer El arte de escribir bien en español. Manual de corrección de estilo, de María Marta García Negroni, Laura Pérgola y Mirta Stern. En las primeras páginas