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Volver a la universidad: opiniones estudiantiles

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

El 12 de octubre volví a las aulas para continuar el curso Gestión y Administración de la Educación Superior con los estudiantes de séptimo C en la licenciatura en Pedagogía de la Universidad de Colima. La experiencia mezcló recuerdos de la primera vez, pero también emociones por el futuro de la docencia en los tiempos nuevos e inciertos.

Invité a los estudiantes a escribir algunas ideas sobre el significado que tenía para ellos el retorno. Aquí comparto la primera parte de sus respuestas.

El maestro nos propuso mencionar con una sola palabra lo que para nosotros significaba regresar a clases. Se escucharon palabras como: preocupación, estrés, orgullo, entre otras. La mía fue felicidad, aunque primero pensé decir nostalgia, y es que estas dos palabras resumen mi sentir. Me genera felicidad ver a los compañeros de clase. Por un tiempo pensé que tal vez ya no los volvería a ver, me da felicidad saber que están bien y que ninguno fue víctima del mortal virus. Por otro lado, me produce nostalgia porque estoy a punto de culminar una etapa en la cual viví de todo: risas, enojos, estrés, preocupación, pero también obtuve un aprendizaje muy significativo para mi vida. Me llena de nostalgia saber que son los últimos meses como estudiante en esa escuela. Por eso pretendo aprovechar al máximo cada una de las clases y momentos que pase en la facultad con mis compañeros y profesores, con la debida distancia, claro. [Anguiano Gallardo Genesis Carolina].

Cuando pienso en el regreso a clases viene a mi mente la palabra RENOVACIÓN. Para mí es regresar a las aulas, pero de manera diferente, con nuevas reglas, menos compañeros, nuevos miedos y retos, nuevas expectativas, una nueva normalidad. [Amezcua Romero Jatziry Magaly].

Volver a la universidad fue como un nuevo comienzo, donde no se sabe que esperar, pues se experimentan distintas emociones. Así como tenía muchos nervios de volver, sentía alegría de volver a ver a mis compañeros y maestros, pero la sensación de miedo e incertidumbre no desaparecía, miedo al contagio, miedo a lo nuevo. Si tuviera que describir en una palabra lo que pienso o siento con respecto al regreso a clases, sería ESPERANZA, esperanza de que mejorará la situación, esperanza de continuar con la educación presencial, esperanza de seguir adelante. [García Castellón Alondra].

La escuela siempre se ha considerado como nuestra segunda casa, es por eso que después de más de un año sin asistir de manera presencial, extrañamos las pláticas y risas con nuestros compañeros(as) y profesores, además de la manera única y extraordinaria de enseñar de cada profesor, escuchar sus aprendizajes y anécdotas e, incluso, una llamada de atención. Personalmente sigo en la modalidad virtual, pero hace una semana que asistí a prácticas sentí una emoción agradable, pues me di cuenta que volver, aunque sea en grupos pequeños, es una gran ventaja para regresar algún día a la normalidad; sentí aquella emoción de la primera vez en la escuela. Sé que si me llego a integrar de manera presencial me dará gusto ver a mis compañeros, maestros y escuchar sus opiniones, debatir ideas y lograr un aprendizaje amplio, a lo mejor con algo de miedo pues esta pandemia no ha terminado, pero debemos de respetar las medidas de salud para tener pronto un regreso pleno y seguro. [Gutiérrez Flores Blanca Alejandra].

Saber que regresaríamos a la universidad de forma presencial me entusiasmó. La idea de saber que volvería a ver a mis compañeros y maestros fue uno de los aspectos que me motivo a volver. El primer día de clases tuve sentimientos encontrados, del miedo a la alegría, pero conforme transcurría la jornada entre risas, charlas, aportes de mis compañeras, entre otras cosas, la clase se me pasó muy rápido, creo que era ese toque que me faltaba para darle más empeño a la escuela. El volver me hizo recordar lo bien que se siente estar en un aula acompañada de personas que hacen que la clase se vuelva enriquecedora. [Martínez de la Mora Nallely Marisol].

Pienso que los nervios no están de más al momento de volver a clases presenciales, pues uno no está un 100% preparado para lo que vendrá estando ahí presente, como retroalimentación de lo ya visto, no saber si tener esa seguridad de lo que se vio aún esté memorizado o no y, cuando pregunte el maestro, no saber si responderemos bien o no, pues en línea la manera de aprender es bastante distinta que presencial; se quedan menos cosas grabadas en la mente cuando la teoría no se practica, aunque sea escribiéndolo en un cuaderno. También nervios de salir de casa y tomar el autobus, de recordar cuál tomar y al llegar a la escuela no saber cómo se está manejando la entrada con certeza, o si el profesor ha pedido con anticipación algún material y por los nervios olvidarlo. [Guillén Huerta Carmen Jareth].

Regresar a la universidad cuando ésta se encuentra lejos del lugar de origen, representa una readaptación ante aquello a lo que me he deshabituado; implica encontrarme ante una realidad en la que sí bien hay más autonomía, también hay más soledad, ansiedad e incertidumbre, no sólo por el hecho de estar por mi propia cuenta por aquí, si no por la sugestión nocturna que surge de no dormir apropiadamente o ante las malas noticias que congestionan los medios masivos de comunicación. [Manzo Montelongo Daniela].

Hemos vuelto a las aulas. Me llegan un sinfín de sentimientos encontrados, pues tenemos que verlo con datos reales. Somos parte de las pocas generaciones que se alejaron y pudieron volver a las aulas, aquellas que no siguieron un plan específico en su formación y adaptaron con los recursos que se tenían y se podían a un modelo híbrido de aprendizaje.

Nos tocará decir que vivimos la pandemia siendo estudiantes y sí, que lamentablemente el grupo no volvió a ser el mismo, porque ahora ni siquiera estamos completos. Por distintas condiciones algunos tuvieron que pausar sus estudios, otros seguimos en el camino de la formación profesional y, aun así, no estamos completos.

Es importante mencionar los datos estadísticos que arrojó el INEGI en la encuesta para la medición del impacto de la COVID-19 en la educación (ECOVID-ED 2020), donde informa que por motivos asociados a la pandemia, falta de dinero o recursos no se inscribieron 5.2 millones de personas (9.6% del total 3 a 29 años) al ciclo escolar 2020-2021. Entonces, hoy tenemos que preguntarnos ¿a quién y qué tanto pega la pandemia?

No son sólo números y estadística, representa a aquellas familias que no tendrán mejores condiciones económicas por no existir un profesional en casa, simboliza falta de oportunidades para el joven que ya no está. No estamos completos.

Que el retorno a clases sea por aquellos amigos y familiares que se nos han ido, por los compañeros que se dieron de baja, por una profesión que simboliza la mayor nobleza y responsabilidad: ser educadores. [Brizuela Padilla Jesus Omar].

 

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