Cuaderno

Las listas de aceptados

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

Conservo los mejores recuerdos de mis ingresos a la Universidad; primero al bachillerato, luego al nivel superior, en la entonces llamada Escuela Superior de Ciencias de la Educación, en la mitad de la década de 1980.

Sufrí más el ingreso al bachillerato. Me angustiaba el rechazo o que me enviaran al Bachillerato 12, en Cuauhtémoc, el municipio donde nací. Yo quería estar en uno que gozaba de la mejor fama y con excelentes profesores, en su mayoría. Fue una experiencia que trascendió lo escolar; implicaba salir de casa y del pueblo todos los días, tomar el camión muy temprano para estar en el Bachillerato 13, en campus central. Lo logré y ahí tengo uno de los parteaguas en mi vida universitaria.

El ingreso a la carrera lo sentía seguro. Nunca me preocupó. Y la carrera me enganchó desde el principio. La disfruté. El paso fue una aventura de aprendizajes personales y sociales muy significativo. Sigo en contacto con un puñado de mis compañeros y siento un afecto que se mantuvo con el paso del tiempo.

Ambas etapas escolares me reviven en esta época de cada año, cuando la Universidad publica las listas de aceptados. Entiendo lo que se juegan los muchachos, y ahora, con mayor certeza, las familias, que desean que sus hijos estudien en el plantel y la carrera que quieran, para tratar de construirse un camino venturoso en un mundo complejizado y precario en lo laboral.

El lunes llegarán unos diez mil estudiantes a su nueva escuela. Será el principio de una estancia que, deseo, se prolongue hasta la culminación, con los mejores aprendizajes posibles. Sobre todo, deseo que estar en la Universidad sea una experiencia formativa extraordinaria y transformadora de sus vidas.

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