La anterior fue una de las semanas laborales más intensas de la larga cuarentena. Al mismo tiempo que concluían gestiones para la edición del libro sobre la pandemia en las escuelas de Colima, preparaba un curso doctoral que comenzó el sábado y avanzaba contra el tiempo en la corrección de otro libro que entró hoy a la editorial para tenerlo listo este año. De ese libro quiero hablar ahora.
Se llama, si no cambiamos de opinión, 35 años de Pedagogía. Balances y perspectivas, conmemorativo de la fundación de la primera facultad universitaria en Colima, la de Pedagogía. A veces me refutan y dicen: no fue Pedagogía. No aludo a la primera escuela superior, que fue Derecho, como ya sabemos, pero la primera que ofreció estudios de posgrado fue Pedagogía.
Hace cinco años propuse al director de la Facultad coordinar un libro para festejar los 30; ahora, al nuevo director, lo mismo. Y está prácticamente listo. Seguro pronto comenzaremos el proceso de revisiones, correcciones…
El contenido ya será materia de valoraciones de los lectores. A mí me deja satisfecho cumplir otra meta, haberme propuesto un proyecto y seguirlo de muy cerca, hasta que tengamos el libro en las manos.
Después de jornadas extenuantes, descansé y me olvidaré por un momento de todo eso. Esta noche, o mañana temprano, terminaré la estupenda biografía de Erasmo de Rotterdam, escrita por Stefan Zweig.
En dos semanas, o antes, habrá que arrancar nuevos proyectos.