Pasé varias horas de la mañana en las tareas de mi diplomado de francés. Me abruma un poco el exceso, pero elegí estudiarlo y nada me obliga. Tómese la intrascendente confesión como saludo, no como queja.
Desde el mediodía empecé a preparar la opinión de radio que grabaré mañana para que salga al aire el martes próximo. El tema me interesa: la opinión de los niños sobre el programa de aprender en casa.
Quien siga este Diario sabrá que el jueves solicité el apoyo de los papás y sus hijos para que me contarán cómo viven la experiencia. Las respuestas fueron abundantes. Pasé la tarde y hasta las 20.30 horas analizando la información. Organicé tres archivos: las opiniones de niñas y niños, las de maestras y las de mamás. Unas quince páginas, en total.
Para mi opinión radiofónica, por brevedad del tiempo, solo abordaré lo que piensan y sienten los pequeños. Con unos 25 participantes de distintos estados y ciudades escribí una primera versión que ronda las tres cuartillas. Me servirá para dos propósitos: el inicial, un resumen en dos minutos y medio, luego un artículo periodístico más amplio. El lunes deberán estar listos.
La primera versión reposará hoy y mañana volveré. Será un enorme gusto compartirla con quienes accedieron a contarme y conversar de todo eso.
La ocurrencia resultó una buena idea gracias a su disposición y, creo, necesidad de expresarse.