Desperté de madrugada y no pude regresar al sueño. Vencido por la impaciencia tomé el libro de Natalia Ginzburg y concluí las 40 páginas restantes. Dudé entre seguir leyendo, mientras la oscuridad permanecía, o reanudar la escritura de mis artículos pendientes para el fin de semana. Opté por comenzar una lectura largamente deseada: Sabina. Sol y sombra, de Julio Valdeón.
El autor promete contar lo que nunca nadie, reflejar el lado desconocido del escritor, poeta y cantante de Úbeda, universalmente conocido como Joaquín Sabina, nacido Joaquín Ramón Martínez Sabina.
Apenas leí algunas páginas, descubriendo facetas del padre de Sabina, fuente de sus inspiraciones primigenias. No me corre prisa con este tipo de libros, en realidad, con ninguno, y cuando sucede, lo cierro y espero mejores momentos.
Hoy, tal vez, regrese a sus páginas.