Hace unos días, camino a casa luego del colegio, en la conversación sobre las actividades de la jornada escolar, Mariana Belén estaba contenta con su clase de filosofía. No es poca cosa y gran mérito de la maestra. Siempre es una magnífica noticia que encontremos maestros que emocionen a sus alumnos y estudiantes que se sorprendan en ese tipo de paisajes del conocimiento. Sucedió y le pedí que me contará. No fue muy prolija en la explicación, pero la cara reflejaba alegría por las preguntas y respuestas con la profesora, por el diálogo que me contó y fue realmente interesante.
¿Te acuerdas de Fernando Savater? Le pregunté. Calló. Expliqué: sí, un filósofo español que estuvo en Colima hace 9 años, uno de los filósofos más importantes del mundo. Allí estuvimos con él, y habló contigo amistosamente.
Le recordé entonces la experiencia que ella perdió en la memoria, pues solo tenía 4 años. Ahora yo le hablé un poco y no le pregunté nada. Seguimos mirando el camino, ella con cara de descubrimiento, yo disparé la memoria hacia aquel encuentro inolvidable con el filósofo y la conversación en la playa de Armería.