Esta tarde/noche asistí a una reunión de comités de padres de familia en la escuela secundaria de Mariana Belén. Me invitaron a formar parte de un grupo encaminado a fortalecer el ámbito cultural del centro y acepté gustoso.
Asistí a la reunión expectante, por lo que nos plantearan y por los compromisos que ya me abruman con regularidad. Estuvimos presentes los coordinadores de los ocho comités y la sociedad de padres de familia, con presencia mayoritariamente femenina. Presidieron la directora general y la directora del nivel educativo.
No sé qué implicará en términos de tiempo y esfuerzo, pero me interesa continuar en este ejercicio que parece inédito y apunta a una construcción colectiva que fortalezca, incluso, la academia escolar y la participación efectiva de los padres de familia, como un actor también pedagógico.
Entre los asistentes percibí compromiso e ideas. Nuestra preocupación última, por supuesto, son los hijos, pero entendemos que la contribución de la escuela puede ser más potente si somos capaces de sumarle. Con esa convicción, la tarea será menos ardua, posiblemente gratificante en el corto plazo y ejemplar por cuanto nos convierte a los padres, y de alguna forma a los estudiantes, en actores con una preponderancia indispensable. Ojalá. Espero contarlo algún día. Lo que ya puedo decir es que la educación es una buena noticia, aunque los resultados de PLANEA secundaria en el país podrían vacunar contra el optimismo.