Abrí la portada azul en la pantalla y quedé absorto. Me gustó la sobriedad del diseño, el tono, la tipografía. Como atrapado, a un metro del espacio donde nació, me hundí en un tobogán de recuerdos, desde el origen del libro en el diciembre de hace dos años, el tiempo transcurrido en el INEE y las vicisitudes para su publicación.
En el viaje me revolcaron emociones contradictorias. Buenos y negros momentos. Alegrías y dolores. Como la vida.
Dos años después de aquel rayo que me azuzó habrá nacido Lecciones y reflexiones, que casi todo este tiempo se llamó Mi vida en el Instituto.
Sobran motivos para la alegría, aunque el tema sea en parte desagradable por el desenlace.
Sobran motivos, aunque afuera abunden los pesares.