No sé si encontré el título más exacto para esta página, pero no se me ocurrió otro. La historia es corta. Sucedió esta mañana, mientras leía las 21 lecciones para el siglo 21, de Yuval Noah Harari. Estoy en el tema “Humildad”. Extraigo un pasaje y se los comparto, a propósito de la pandemia y las múltiples lecciones de insensibilidad e insolidaridad que observamos a diario.
“Los simios no solo evitan sacar ventaja de los miembros débiles del grupo, sino que a veces los ayudan de manera activa. Un macho de chimpancé pigmeo llamado Kidogo, que vivía en el zoológico municipal de Milwaukee, padecía una dolencia cardíaca grave que hacía que estuviera débil y confuso. Al ser trasladado por primera vez al zoo, no conseguía orientarse ni comprendía las instrucciones de los cuidadores. Cuando los demás chimpancés percibieron su apuro, intervinieron. A menudo cogían a Kidogo de la mano y lo llevaban a donde necesitaba ir. Si Kidogo se perdía, emitía fuertes señales de angustia, y algún simio acudía enseguida a ayudarlo.
“Uno de los principales ayudantes de Kidogo era el macho de mayor rango en el grupo, Lody, que no solo guiaba a Kidogo, sino que también lo protegía. Aunque casi todos los miembros del grupo trataban con cariño a Kidogo, un macho joven llamado Murph lo incordiaba con frecuencia sin piedad. Cuando Lody advertía este comportamiento, a menudo hacía huir al abusón, o colocaba un brazo protector alrededor de Kidogo”.
La moraleja corre por cuenta de los lectores.