En mi columna semanal recordé los festejos de la Universidad de Colima hace 10 años, por el 70 aniversario. Luego de terminarla, revisarla y enviarla a los medios donde se publicó, la leí de nuevo mientras la subía a Facebook. Se abrieron otros recuerdos inesperados y guardados en la memoria. Uno en especial me trajo gratísimas sensaciones: mi participación en el programa conmemorativo que preparó radio Universo FM y para el cual fui invitado como conductor.
Mi primera respuesta fue negativa: no es lo mío, no tengo experiencia, no sabría qué hacer, mi voz no está educada para eso [en realidad, para nada]…
Me la pusieron imposible de rechazar: te ayudaremos nosotros, haremos buena parte del trabajo y cuidaremos que no haya errores. A tanta amabilidad no resistí y me preparé lo mejor posible, leyendo la poca historia escrita sobre la Universidad, repasándola de acuerdo a cómo la abordaríamos en cada programa y esbozando preguntas o temas para los invitados en cada ocasión.
Desde la primera vez que entré a la cabina me sentí más que cómodo y disfruté la sensación como un juego serio, en que se trataba de hacerlo bien pero también de divertirse, aprendiendo y propiciando un clima agradable para los invitados cada semana.
Olvidé si fueron ocho o diez capítulos; tampoco sé cuál me gustó más. Sé, en cambio, que no lo repetiría, porque, como canta Sabina: a donde has sido feliz, no debieras tratar de volver.
Lo que sí quiero reiterar hoy, muchos años después, es mi imborrable gratitud para aquellas personas que me propusieron, alentaron y condujeron con su generosa calidad humana y joven sapiencia profesional. ¡Gracias!