I. Cuando me acercaba al silbatazo final de la novela, exactamente en el capítulo 36, página 349, detuve la lectura, bebí lento y me pregunté: ¿cómo diablos va a resolverse el caso, es decir,
El fútbol no goza de buena reputación en el mundo intelectual. Por lo menos en una parte de ese planeta. A quien se atreve, confesar afición puede acarrearle oleadas de indignación y el desprecio