Casi todos los días viajo de mi lugar de trabajo, en el campus Villa de Álvarez de la Universidad de Colima, a la escuela de mis hijos. La ruta habitual en cierta hora pasa por la escuela		
		
	
			Domingo caluroso. Mediodía. Para el habitual asado en casa decidí prepararme una salsa criolla. Cuatro pimientos de distintos colores fueron lavados cuidadosamente, y luego, uno a uno, cortados lo		
		
	
			En el principio era el verbo. Y el verbo era vivir. Verbo imperativo, por el verbo y más allá del verbo. Así que cada mañana aquel hombre, que un escritor bondadoso calificaría como “buen		
		
	
			Anoche en Manzanillo tuve el privilegio de presentar mi libro “Aprendiendo a enseñar. Los caminos de la docencia”. Fue una velada más que especial, organizada por la Fundación UCOL, bien		
		
	
			En la víspera de la primera clase de fútbol de Juan Carlos concluí que estaba más emocionado que él. Debo confesar que no tengo pretensiones de que juegue deporte profesional o sea un destacado		
		
	