Hace días vivo en nueva casa. Poco a poco me voy a acostumbrando a ella, a los hábitos del barrio, a su gente, al tráfico incesante, a los silencios y ruidos, a su polvo, a los vientos y árboles.
El día 115 se registró un paréntesis de silencio entre mis palabras para este diario. Hasta aquí las cuentas son alegres. Mejorar siempre es posible, pero ahora me apearé en esa frase tópica:
Dos meses después de no enfundarme ropa deportiva, ayer salí a trotar a la pista de la unidad deportiva municipal. Sí, en domingo, temprano, cuando el sol apenas se ponía, ya andaba respirando el