Este martes la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) presentó a las comisiones de educación del senado y cámara de diputados el informe anual que exige su mandato. Le titularon: “La educación obligatoria en México. Informe 2016”. El documento está disponible en formato electrónico para los interesados. Su lectura tendría que ser materia obligada para quienes nos dedicamos al campo educativo.
Los siete capítulos del reporte examinan temas centrales en el presente y perspectivas. Abordarlos es imposible en este espacio; comienzo hoy, sucintamente, y termino la siguiente semana.
El capítulo inicial se centra en el derecho a la educación, asunto de primera importancia al que el INEE dedicó los informes de 2009 y 2014. Aunque se reconocen los esfuerzos, el rezago se profundiza con el ascenso en la pirámide escolar. La cobertura en preescolar es de 71.9 por ciento del grupo de edad correspondiente, de 98.6 en primaria, 87.6 en secundaria y 57 en media superior. Las diferencias entre entidades federativas son inocultables y el problema se agudiza entre los sectores poblaciones más vulnerables. La conclusión es palmaria: combatir el rezago es tarea inaplazable en una sociedad democrática.
El capítulo 2 revisa las condiciones para el aprendizaje y la enseñanza en escuela primaria. En las conclusiones se afirma: el sistema educativo opera de manera insuficiente y desigual; y las escuelas con mayores carencias atienden a las poblaciones con más fragilidad socioeconómica y cultural.