Hay días, como hoy, en que quisiera no haber estudiado una carrera como la mía. Casi la maldigo. Por fortuna, son pocas las ocasiones, aunque no menos turbadoras. Seré explícito: en este periodo
He descubierto, o confirmado, que mi segundo oficio es la pintura. Pero, por favor, no me malinterpreten. No me refiero a las acuarelas, oleos, caballetes, pinceles, murales, cubismos, Velázquez,
Parado frente a la cartelera del cine me pregunté: ¿dónde están las películas mexicanas? ¿Por qué no hay ninguna? Todas las que ahora se exhiben, cuyos títulos no recuerdo ni viene al caso,
Si tuviera en mi genio el arte de la pintura y debiera pintar la imagen que vi esta mañana parado en un semáforo, la llamaría así: Mujer que chatea en bicicleta bajo el sol del mediodía. O algo
¿Y si deliráramos por un ratito? Siguiendo esa provocación, acuñada por el genio de Eduardo Galeano, se me ocurre preguntarnos: ¿y si las instituciones, los gobiernos, las empresas y personas