En sociedades convulsionadas las buenas noticias reconfortan y deben propagarse, a veces como ejemplos de lo que es necesario, de lo que deseamos o debemos tener, de lo que es indispensable para
Nunca imaginé que escribiría un artículo sobre un Papa o de temas que rozaran la religión, pero la doble circunstancia de encontrarme en Argentina, en el más importante enclave jesuítico (no