En las semanas recientes tuve oportunidad de asistir a dos actividades académicas en sendas instituciones de educación superior privada. La primera, un coloquio sobre la Reforma Educativa, organizado por el Instituto Ateneo de Colima, en Villa de Álvarez, con asistencia de alumnos y maestros del plantel. La segunda, el sábado anterior en el Teatro de la Universidad de Colima, durante el congreso anual multidisciplinario de la Universidad Multitécnica Profesional, con ponentes invitados para disertar sobre varios temas, preponderantemente el educativo.
No son los únicos, pero basten como ejemplo para ilustrar mi congratulación. En verdad es sano y bienvenido en el panorama académico estatal esta irrupción de las instituciones particulares en la vida académica, cultural y social, más allá de los confines de sus espacios y horarios escolares. Además de conformar una opción formativa extracurricular para sus estudiantes de licenciatura y posgrado, se insertan en un necesario camino en donde el debate educativo requiere espacios plurales, abiertos a distintas perspectivas.
Acostumbrados a una enseñanza privada de regular a pobre en su calidad, circunscrita a ofrecer opciones que atienden la creciente demanda, algunas instituciones en Colima han encontrado un nicho que pueden potenciar con relativa facilidad: constituirse en interesantes plataformas para la libre discusión de ideas.
La enseñanza superior de los particulares, no debe perderse de vista, cumple una función pública, pues su reconocimiento por parte del Estado para ofrecer estudios le impone un compromiso social. Participar en el debate de asuntos colectivos es una forma adecuada de cumplirlo, especialmente en un contexto urgido de información, rigor y consistencia a la hora de los juicios en asuntos torales.
Ojalá esas instituciones, y otras, como la Universidad de Colima, se sumen al esfuerzo que habrá de emprenderse en los próximos meses en el país y el estado, para la difusión y análisis del modelo educativo anunciado por el gobierno federal.
Estoy convencido que los retos de la educación también son problemas en las ideas sobre la educación y, por tanto, debemos optimizar la alfabetización pedagógica no solo entre los actores del proceso educativo, también, y de forma pertinente, las familias y en profesiones como el periodismo y la política.