Un bombazo cayó en la noche colimense: el gobierno estatal no tiene para pagar nómina ni cumplir compromisos financieros. La imagen de la rueda de prensa ya se convirtió en meme. Lo festejaría si no hubiera miles de afectados directos y sus familias. Además, no sé si en la Universidad escaparemos al coletazo.
Contrasta la nota con la aprobación en el Congreso del Estado del derecho a la educación superior gratuita que sería, justamente, obligación de ese estado en ruinas.
La gobernadora electa afirmó, según leo, que hasta su toma de posesión conocerá el estado actual de la situación. No entiendo los tiempos políticos, pero entiendo que no los entiendo, y es ganancia para mi analfabetismo.
El impago de la nómina es un golpe brutal a las familias. El impacto es instantáneo. Espero que se resuelva pronto. Si hay responsables, que se persigan. Si sólo hay acusaciones sin fundamento, que se exhiban. Lo merecemos. Lo exigimos como ciudadanos.
Si la misma lógica de las finanzas aplica en educación, y tenemos suerte, hasta diciembre o enero del año próximo el nuevo gobierno conocerá la situación real de la educación. Tomarán decisiones [y es un volado] al final del ciclo lectivo. Habremos perdido para entonces tres años de una educación secuestrada por la estrategia pedagógica nacional improvisada y al garete. Nadie protestará, no habrá bloqueos, pero el impacto podría ser devastador, todavía más.