Hoy terminé de leer la biografía que escribió Eutimio Martín sobre Miguel Hernández. Al llegar a las páginas finales mi estado de ánimo se ensombreció progresivamente. Se mezclaron sensaciones: tristeza, impotencia, compasión. E indignación por la perversa conjunción de la injusticia del régimen dictatorial de Francisco Franco y las actitudes y actuaciones de muchos personajes alrededor del poeta nacido en Orihuela, España.
Este no es un libro que volvería a leer. No comparto el enfoque metodológico, y ciertas posiciones epistemológicas de Eutimio Martín. Algunos de sus juicios son discriminatorios, fáciles o poco racionales. Entiendo la intención declarada: desmitificar aspectos de la vida y obra del poeta, combatir algunos cliches. El libro no me enseñó nada nuevo en materia de injusticia o de la maldad humana. La historia está repleta de hechos abominables. Particularmente tampoco aprendí nada respecto a la abyección al poder de algunos escritores o poetas.
A pesar de todo ello, la lectura de la vida de Miguel Hernández, y un trozo de la historia de España, transmite una lección de dignidad, por la forma como asume sus convicciones, sin venderlas, pero también de barbarie, por los militares y sacerdotes que lo dejaron morir.
Terminé de leerlo con una mezcla de emociones, como dije al principio. Y eso es, al final de cuentas, lo que debe agradecer el lector al autor, porque ese sentido debería, creo, orientar la escritura de los libros, sobre todo uno como este, cuyo título es “El oficio de poeta”.
Arthur Edwards
Recuentos de personas que lucharon contra Franco me han mostrado que la valententía se sirve siempre con sacrificio, y representan casos de estudio del humanismo contra totalitarismo. No conozco a Hernandez y mucho menos he leído su libro, pero toda obra que que ilustra la la vileza del hombre contrapuesto a lo sublime del espíritu humano es valioso.