Tuve una mañana productiva en la Universidad. Llegué cuando no asomaba el sol y me dediqué a escribir cuanto pude. No fue tanto tiempo como deseaba, pero avancé. Luego, tocó el turno a la revisión de un par de tesis que asesoro y están a punto de presentarse. A mediodía, con la hora de salida, mi cabeza seguía absorta, concentrada en los distintos temas que habían atravesado la jornada. Salí en silencio, sin despedirme de los colegas, animados en sus cubículos, y subí al auto pensando en ver el paisaje para escribir esta página, soñando con encontrar algo raro en el camino.
Pronto encontré los motivos que casi todos los días miro sin detenerme en detalles. Esta vez fue un poco distinto. En ruta a mi destino salgo de Villa de Álvarez, entro a Colima y regreso. Calles, camellones, jardines fueron el foco. No pude mirar a la gente. El tráfico estaba inusualmente rápido y no daba pie para distraerse con el volante en las manos; además, podría haberlo hecho si no debiera sortear los muchos baches que castigan las calles y nuestros autos, sobre todo en la Villa.
Los baches fueron el pensamiento dominante. Es la única razón, creo, por la que vale la pena que no esté lloviendo tanto acá. Si con pocas lluvias, intermitentes y no muy profusas tenemos esos hoyos, no quiero imaginarme que sucederá si se apodera de nosotros una seguidilla de lluvias mañana, tarde y noche. Y con las reparaciones burdas del ayuntamiento, el resultado es peor.
La otra percepción que me va resultando dolorosa a fuerza de repetirse cada día es la imagen de la ciudad, y cuando digo ciudad, me refiero a este fusión no indistinta que forman ambas, la capital y donde vivo.
Cada vez la observo más descuidada, más fea, más vieja, más sucia. Y tengo que precisar, explicar lo que sigue. No es que la vejez sea sinónimo de fealdad o que naturalmente con el paso de los años se vuelvan feas; sí que se van deteriorando inexorablemente, pero hay formas dignas de envejecer, que no son sinónimo de descuido, indolencia o impotencia. En las ciudades la edad puede imprimir un toque de distinción, de belleza o hasta veneración, pero la edad, junto al descuido y la suciedad se vuelven decrépitas y deprimentes. Esa es la sensación que me devuelven las imágenes de varias, crecientes zonas de esta ciudad.
En tiempos de vacas flacas está claro que no hay dinero para remozar calles y sitios públicos. Lo que sí es doloroso es la parte de responsabilidad que nos toca a los ciudadanos en su cuidado. La basura en las calles, por ejemplo, puede exponer un problema con los servicios municipales, pero también, inevitablemente, con la indolencia ciudadana. La primera tiene solución con dinero, para replantar jardines, pintar los muros, embellecer camellones, etcétera. Para la otra no veo dinero que alcance.
1E ZEPEDA VAZQUEZ MIGUEL HAZAEL
1. The problem with the dregs in the streets there is the type of material used for the main avenues of the city
2. in cleaning Ciuda consider it a duty of every citizen
3. The lack of education is a problem in our society
4. Another highlight are the paintings made with spray young supposed that these paintings bring a message of how things look but paint each parer I consider it an unwelcome act to society