Invitado por la Secretaría Académica participé este fin de semana en un par de actividades con profesores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. A pesar de la fugacidad del viaje y las pocas horas que pasé en la capital potosina, las transcurridas fueron muy estimulantes.
Primero, escuché las exposiciones que nos presentaron en un foro donde se compartieron buenas prácticas de innovación educativa. El material elaborado y la disposición de los maestros auguran, con el apoyo de la universidad, un producto ejemplar, que comparta experiencias de aprendizaje, reconozca desempeños e invite a emprender nuevos desafíos. Estoy convencido de que esa clase de ejercicios profesionales y pedagógicos son indispensables en las escuelas, para descubrirnos en la enorme riqueza que no siempre valoramos ni alentamos.
Ojalá dentro de algunos meses, de alguna manera, me entere de que han concluido este trabajo y publicado un libro donde se resuman las experiencias de maestros y maestras que dejan lo mejor de su capacidad para la formación de los estudiantes potosinos.
En la segunda actividad les presenté una conferencia cuyo propósito era reflexionar sobre el oficio docente a partir de un conjunto de ideas propias y de algunos autores caros en mi concepción del tema. A pesar del día, sábado, no laborable, la concurrencia y el alud de comentarios e interrogantes me sorprendieron gratamente. No diré más que confesar alegría y satisfacción por lo que sentí y observé.
Regreso a Colima cuando la tarde fenece. La oscuridad esconde el paisaje al paso del autobús. Resta un largo viaje con escala en Guadalajara.
No sé si volveré, pero me llevo la creencia de que en esta universidad, sus autoridades y muchos profesores están decididos a construir una institución a la altura de lo que hoy demandan las exigencias formativas.
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Mis alegrías de este fin de semana se multiplican. Sendos amigos, de dos puntos distantes del país, me cuentan que encontraron mi libro Aprendiendo a enseñar. Los caminos de la docencia, en el stand de la Universidad de Colima en la Feria Internacional del Libro. Además, me envían las fotos que recibo jubiloso.
Más de dos años pasaron ya de su publicación y sigue caminando vigoroso. Hoy en San Luis Potosí se vendieron todos los ejemplares que traje conmigo, y por las imágenes, algunos en la FIL. Vive, pues, y con un poquito de suerte, podría tener futuro un tiempito más. ¡Ya veremos!
Entre San Luis Potosí y Guadalajara
1J Marco Antonio Diaz Navarro
1.Good luck in your future books publishing and selling follow as above
2.I’ve never been to San Luis Potosi, I hope to someday
3.we have to make new challenges as they help you learn all the mistakes.
4. I need to buy your book