Con los políticos debemos tener harto cuidado. Diría que debemos ser muy duchos, pero detesto la palabreja. Los políticos se inventan interpretaciones [maromas, dicen malpensados] que, a veces, son disonantes con las realidades de ojos y oídos ciudadanos.
No hay devaluaciones del peso frente al dólar, solo deslizamientos. No hay inflaciones, son ajustes. No hay nuevos impuestos, se actualizan. Y así, siempre en detrimento de los más.
En estos días lo revivimos. No hay desabasto de combustible, dicen; solo se retrasó, o más bien, cambiaron los sistemas de distribución. Los ciudadanos, desatentos, que no se han enterado de tales medidas, pierden el tiempo [y la paciencia] en vano. Debemos modificar hábitos, usar menos el vehículo, o abstenerse de usarlo, de paso, combatimos la suciedad ambiental. Y el que piense lo contrario, seguro es huachicolero.
Así, con la violencia y la inseguridad, la corrupción o las parentelas incómodas. ¡Cuidado con el lenguaje!