El entonces candidato presidencial de Morena, AMLO, había dicho que pondría a Donald Trump en su lugar. Cumplió su promesa y amenaza. El presidente de los Estados Unidos es un negociador virulento y con sus chasquidos, en forma de tuits, va colocando la soga donde se asfixia el margen de negociación de los gobernantes de la cuarta transformación.
Trump, con mucha mano izquierda y un poquito de derecha, chasquea sus dedos y en pocos días nos arrodilla. Lo peor no es que ocurrió una vez, es que es apenas el principio. Peor, también, es que se celebre tomar solo un poquito de cicuta, sonrientes, hasta que el agente naranja diga lo contrario.