Esta mañana recibí una nota periodística vía whatsapp. La firma Aabye Vargas, con fecha de ayer. El encabezado retrata fielmente el contenido: 4T recorta alfabetización y educación básica para adultos. Luego resume: El número de egresados de nivel inicial, primaria y secundaria actualmente son (sic) mucho más bajos a los registrados el año pasado. Al margen del curso de redacción que necesita la autora (o autor) de la nota, la noticia es funesta.
Ahondo en detalles divulgados: este año será el de menor número de alfabetizados y certificados emitidos en los últimos seis años, según Publimetro, con documentos obtenidos mediante procedimiento amparado en la Ley General de Transparencia. Compara 2018 y 2019: hasta agosto del año anterior el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos había alfabetizado a 265 583 personas; este año, solo al 26 % de esa cantidad.
La explicación del INEA, según Publimetro, obedece a una reestructuración para “optimizar recursos” y mejorar los esquemas de atención a los adultos de la zona sur-sureste del país.
Abundan motivos para la preocupación: se reducen los círculos de estudio y los puntos de encuentro, así como el número de certificados emitidos. La justificación sigue siendo la misma: depuración para reubicar.
Los afectados, nos recuerda la nota, son adultos menores y mayores de 60 años, pero también hay 500 mil personas menores de 15 años en condición analfabeta.
No hay buenas noticias esta vez. Son muchos los analfabetos adultos, también muchísimos los niños que padecen eso que Paulo Freire definió como expresión de sociedades injustas.