La larga noche culminó como había arrancado el proceso de elección del Consejo Técnico y la Junta Directiva del organismo que sustituirá al INEE: improvisada, apresurada, opaca; para usar adjetivos suaves. Mi expectativa era cautelosa, más tirando al pesimismo. La reposición del proceso luego de los serios cuestionamientos por las irregularidades expuestas no despejó dudas ni limpió la basura.
Para la segunda ronda, el trabajo desde la Comisión de Educación del Senado generó nuevas interrogantes en la conformación de las listas de aspirantes. La cosa se tornó oscura.
La mayoría en el Senado quiso imponer una votación en paquete (cédula, le llaman), cuando los opositores solicitaban votación individual. La deliberación concluyó con la aprobación de las listas palomeadas. Tan montada estaba la trama, que en la madrugada los 12 nuevos miembros de ambas instancias rindieron protesta.
Cerró así el proceso, justo como empezó. El horizonte no parece promisorio para la educación. Espero, fervientemente, estar equivocado.