La tarde del domingo me encuentra preparando un curso doctoral que empiezo la siguiente semana. Estoy contento.
Hay pequeñas metas que uno se propone y tiene que cumplirlas cada día. Así me pasa hoy, cuando mi Diario 2020 alcanza 200 entradas; unas pequeñitas, otras menos, aunque en general procuro que no le consumen al lector más de 5 minutos.
Con la página que ahora escribo a las 13:39 h. cierro un número que es arbitrario. Podría haber festejado que llegué a 180, o sea, seis meses, o a 201, porque rebasé las 200, pero decidí que es hoy cuando quiero contarlo, porque es domingo y porque el día me encanta, con lluvia, fresco.
La situación social no ofrece pretextos para la alegría: los infectados y muertos se siguen acumulando en el país, como en Colima; el cinismo de nuestros políticos también se expande vigoroso y los pronósticos económicos oficiales para 2021 anuncian una película de terror.
Con ese contexto no puedo tirar cohetes, ni la razón lo vale, pero sentarme cada día, casi todos los días, a escribir algunos párrafos ha sido una de las formas de evadir la locura de esta inacabable etapa que nos toca vivir, y no pocas veces regalarme una sonrisa.