Este mediodĂa recibĂ en mi whatsapp un oficio girado por dos funcionarios de la autoridad educativa estatal a los jefes de sector, supervisores, directores y maestros de educaciĂłn básica. Lo firman Antonio MartĂn Ibarra y Miguel Vladimir RodrĂguez.
Después de un aplauso de pie, el oficio amerita la difusión abierta con todos y todas (sobre todo, ellas) quienes están sufriendo con la estrategia de #AprendeEnCasa en Colima.
Los funcionarios recuerdan a sus subordinados que la estrategia es “dinámica, flexible y susceptible de mejora”; que se trata de aprender y compartir para aprovechar el tiempo en casa y rescatar el curso escolar, más que de propiciar una bulimia de “tareas para evaluar en la distancia” (aquĂ, suenan fanfarrias en la computadora).
Sigue su sensato recordatorio: “las propuestas de trabajo que se ofrecen son variadas y pueden combinarse… para ofrecer diversidad de oportunidades de aprendizaje”.
Recuerdan lo que algunos (y algunas, seamos sinceros con el género) en distintos escalones del sistema escolar olvidaron:
a) las actividades de aprendizaje deben ser “planificadas para que cumplan un propósito” (entiéndase, no cualquier ocurrencia);
b) estimular nuevos retos con situaciones o problemáticas cotidianas (entiéndase, no necesariamente pegadas al libro de texto);
c) producir experiencias significativas (léase, absténganse de pendejadas);
d) considerar el contexto familiar de los estudiantes (o sea, dejemos por un rato la demagogia oficial del gobierno federal: eso lo patrocina el autor de estas lĂneas);
e) ser “claras, prácticas, precisas y detalladas” (las actividades, se entiende), “sin que produzcan confusión, estrés o una carga excesiva para las madres y padres de familia”.
Subrayan los firmantes tres instrucciones más: evitar que las actividades sean excesivas; no enviar las planeaciones completas a madres y padres y no solicitar diariamente el envĂo de tareas, evidencias o productos, porque la familia los deberá integrar en la “carpeta de evidencias”.
Celebro este oficio y su claridad. Es una llamada a la sensatez que debe guiarnos en momentos donde la pandemia amenaza con duplicarse en algunos hogares entre la de COVID-19 y las obligaciones escolares.