Invitado por la Secretaría de Educación del Gobierno estatal, este jueves participé en una reunión del gobernador con un grupo numeroso de personas de instituciones académicas y organizaciones civiles, en donde el ejecutivo presentó la situación de las finanzas públicas y explicó las razones del préstamo que pretende solicitar para salvar pendientes en materia de seguridad, salud y rescate del patrimonio cultural.
Nunca había tenido ocasión semejante. Ignoro si son comunes, su amplitud e impacto. El ejercicio de exposición y diálogo me pareció saludable; cortés del auditorio, didáctico del gobernante. Mientras escuchaba y luego de la sesión, pensé que este tipo de prácticas tendrían que ser constantes entre quienes asumen responsabilidades públicas, cuyas decisiones afectan a la ciudadanía, que por eso hecho, merece ser consultada.
El diálogo, incluso el debate, son siempre positivos cuando se animan en propósitos comunes por encima de intereses particulares. En materia educativa esa máxima es más vigente cuando asumimos que la educación es un ejercicio de formación ciudadana, no solo de instrucción en materias abstractas.
No sé cuál será la suerte del préstamo en cuestión, porque he leído los posicionamientos en el sentido de negarlo, pero aplaudo la apertura y esperaría que las decisiones se tomaran con el rigor técnico suficiente, sustentado en evidencias y la razonabilidad de los argumentos. Al margen de eso, que para el gobernador es lo importante ahora, el ejercicio de apertura podría ser una buena enseñanza para construir relaciones más horizontales entre ciudadanos y gobernantes.