Tengo dos noticias que comentar. Voy a comenzar con la mala, para cerrar con buen ánimo.
Esta mañana leí temprano que la secretaria de Salud informó que todo el estado de Colima ya se encuentra en la fase 3. El aumento sostenido de infectados por coronavirus y las muertes incesantes nos colocan en situación delicada. Para peor: estiman una duración de mes y medio, o sea, que todavía estamos muy muy lejos de respirar con alguna tranquilidad, mientras por las calles caminan a sus anchas la irresponsabilidad y los analfabetas funcionales. A pesar de ello, la Universidad anuncia que la siguiente semana volveremos a las escuelas para preparar el siguiente ciclo escolar, lo que resulta contradictorio con la situación emergente. Veremos.
La buena noticia, que alienta esperanza, es que las pruebas en humanos de vacunas contra el COVID-19 ya tienen resultados alentadores, especialmente la que se crea en la Universidad de Oxford. Me alegra por la vacuna, por supuesto, y porque sea en una universidad, lo que reconfirma que ellas tienen un rol protagónico, o pueden tenerlo, cuando se lo proponen y reúnen las condiciones para conseguirlo. Es un paso pequeño, y en algún momento será controvertido, pero ya habrá tiempo de analizarlo: ¿quiénes serán los primeros en vacunarse? ¿La vacuna será un privilegio de los países poderosos, donde se produce? ¿Primero los niños, los adultos, las mujeres? ¿Los pobres, países y personas, alcanzarán vacunas?
Había cerrado mi ciclo de conferencias en este periodo, pero no pude negarme a la invitación del Instituto Tecnológico de Roque, Guanajuato, interesados luego de haber conversado con profesores del Tec. de Celaya y otras instituciones. Será mañana a las 11, así que debo estudiar. Hoy no habrá música ni cine. ¡Buenas noches!