El calor del mediodía, cansancio acumulado y estrés por la agenda produjeron un resultado inevitable: dormir la siesta después de la comida. No soy habitual a esa práctica tan sana y elogiado.
Tristeza profunda me dejó la noticia del fallecimiento de un jovencito que no conocí, pero a cuyo padre, profesor universitario y amigo, aprecio desde hace algunos años. Conocí a José Arturo
Hace mucho tiempo descubrí que el reconocimiento más esencial como profesor no se debe buscar como objeto perdido, tampoco como pieza de colección. Que cuando lo ganamos, normalmente llega tiempo
Pasé varias horas de la mañana en las tareas de mi diplomado de francés. Me abruma un poco el exceso, pero elegí estudiarlo y nada me obliga. Tómese la intrascendente confesión como saludo, no
En varios libros escribí sobre algunos de mis mejores maestros, desde la primaria hasta el doctorado; también de los que, sin haberme dado clases, desarrollaban una práctica docente que me
