Con frecuencia dedico tiempo de cada día a regar las plantas del jardín de casa. Lo hago temprano o en la noche. Disfruto el clima fresco, el viento que penetra los pulmones y reanima. Lo hago con
El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir. Con esas palabras sencillas, en oración tan potente, José Saramago comenzó su discurso en la recepción del premio
A mitad de la semana estuve en la escuela de Juan Carlitos para participar en una clase “abierta”; La materia, inglés. Los hechos ocurrieron como estaban previstos, supongo: los niños en
Camino casi todas las mañanas. A veces 40 minutos, otras, 75, depende del tiempo y compromisos. Es un ejercicio que mi médico aplaude. Las ventajas para la salud las siento y espero constatarlas
Pasados veinte días de la presentación de Elogios de lo cotidiano, en Quesería, y poco menos de publicarse la carta-comentario que Mariana Belén escribió para la ocasión, siguen resonando los