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Recomponer el pacto educativo

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

En estas semanas de vacaciones, entre el descanso y lecturas por gozo, recogí notas para la preparación de mi columna quincenal en este medio. Llegado el momento de hilar el artículo, dudé en la elección, y al final, me pareció que valía la pena por lo menos enunciar algunos de los aspectos relevantes en el panorama educativo, en este momento del calendario escolar, entre fin de curso, vacaciones y el comienzo del nuevo año lectivo.

La revalorización del magisterio frente al abandono político
El discurso público y político sobre el valor del magisterio está lleno de reconocimientos simbólicos. Sin embargo, las condiciones laborales reales de muchos docentes prevalecen: salarios insuficientes, sobrecarga de trabajo, falta de formación continua con sentido. La preparación inicial de docentes merece otra actitud oficial.

El Informe mundial sobre el personal docente (UNESCO–Fundación SM, 2025), primero en su tipo, alerta sobre una crisis global de atracción y retención de maestros y la complejidad de cumplir el número 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En América Latina, la situación es más crítica: muchos docentes abandonan la profesión o envejecen sin relevo generacional. México enfrente otras particularidades, derivadas de la política nacional y las fragmentaciones del sindicato nacional y sus luchas intestinas.

Entre el derecho al descanso y el juicio público
Cada ciclo escolar reaviva una polémica: las “vacaciones largas” del magisterio. Las redes sociales refuerzan un juicio ignorante y desinformado sobre los derechos laborales del gremio.

Se invisibiliza la carga emocional, burocrática y pedagógica que conlleva enseñar.

Defender el descanso es también defender una educación de calidad: sin bienestar docente no hay enseñanza transformadora.

El nuevo rostro de la desigualdad educativa
El uso de inteligencia artificial en la educación está abriendo nuevas oportunidades… y otras brechas.

No todos los estudiantes tienen acceso a herramientas ni acompañamiento para usarlas críticamente. Sucede lo mismo con los estudiantes que acompañarán a unos y otros; el resultado hipotético es que los estudiantes con menores posibilidades de acceso tendrán también, en general, profesores desprovistos de condiciones apropiadas.

El fondo no es un asunto tecnológico o azaroso. Los docentes están desigualmente formados para integrar la IA de manera pedagógica y ética.

La desigualdad digital del pasado se transformó en desigualdad algorítmica.

Violencia y miedo en las escuelas
La escuela, tradicionalmente vista como espacio seguro, está impactada por la violencia.

La percepción de inseguridad en México creció de manera notable. La más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI, presentada hace unos días, revela que 6 de cada 10 mexicanos de 91 áreas urbanas consideran que su ciudad no es segura, niveles semejantes a los de 2022.

Casos de violencia, amenazas, desapariciones o balaceras afectan el entorno educativo, sobre todo en zonas vulnerables. Las clases en línea se volvieron habituales en Estados como Sinaloa. La muerte de la maestra jubilada en Veracruz cimbra a todos, excepto a quienes gobiernan la entidad.

El miedo invade las aulas: afecta el aprendizaje, las emociones y las relaciones. La estabilidad de todos se infecta de zozobra: magisterio, estudiantado y las familias de ambos.

Es urgente repensar políticas públicas que protejan el espacio escolar como lugar de paz y reconstrucción social.

¿Qué esperan los jóvenes de la escuela hoy?
La distancia entre lo que ofrece la escuela y lo que los jóvenes necesitan parece abismal. Las causas son culturales, tecnológicas, sociales y también de proyecto educativo.

Muchos estudiantes no encuentran sentido en los contenidos ni formas de enseñanza.

Hay un desencanto silencioso: la escuela parece no dialogar con sus problemas ni con sus sueños.

Reencantar la escuela exige escuchar a los jóvenes, abrir espacio a sus voces y reconstruir el vínculo pedagógico.

Reflexión final
Todos los temas apuntan, desde ángulos distintos, a una misma urgencia: reconstruir el pacto educativo roto, esto es, la convicción de que todos los caminos para el desarrollo de las sociedades pasan por la educación.

Ya sea por el abandono institucional del magisterio, la trivialización de su labor, las nuevas desigualdades tecnológicas, el miedo que invade las aulas o el desencanto juvenil, lo que está en juego es el sentido profundo de la educación.

Frente a la precarización, la violencia o el desinterés, urge devolverle a la escuela su lugar como espacio de cuidado, justicia y futuro compartido. Y para lograrlo, hay que escuchar a quienes la habitan: maestros, estudiantes, comunidades. Solo así la educación podrá volver a “esperanzar”.

 

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