Los datos anunciados por el gobierno estatal sobre la mal llamada “deserción” no cuadran con los del gobierno anterior ni con los del gobierno federal.

El martes se informó que de los cuatro mil no inscritos al ciclo escolar anterior, se recuperaron mil y faltan tres mil.

Hace tres meses conocimos otros datos. En la comparecencia del exsecretario de Educación en el Congreso del Estado para el análisis del último informe del gobernador, le preguntaron al maestro Flores Merlo por los ocho mil estudiantes que se habían alejado de las aulas, según la información de la propia Secretaría (http://contextocolima.com/index.php/home/nota/39292).

Repito: a finales de octubre faltaban ocho mil estudiantes. Ahora, nada más tres mil. Desaparecieron cinco mil de la estadística en tres meses. ¿Dónde quedaron?

Tampoco cuadran los datos del secretario con los oficiales de la Secretaría de Educación Pública, como puede leer cualquier persona en el compendio llamado “Principales cifras del Sistema Educativo Nacional” de los dos ciclos escolares recientes.

Me ahorro las cifras. En resumen: hay una diferencia de entre cinco y seis mil estudiantes. En ambos casos, menor en la fuente estatal, aunque la SEP integra su información con la remitida por los estados.

Según la misma nota de El Comentario, en educación básica hay 116 mil estudiantes, pero en el ciclo escolar anterior había 135 mil. ¿Dónde quedaron 19 mil?

Hay otras discrepancias, pero no fastidio con números.

El baile de cifras puede ser producto de errores o ajustes estadísticos, en cuyo caso, deberían ser explicados con claridad. Es preocupante que sigamos teniendo escasa transparencia en la información sobre la pandemia y el sistema educativo.

Es verdad que la estadística es una materia donde los gobiernos mexicanos históricamente reprobaron, pero con nuevos aires en la entidad, la cosa tendría que cambiar sustancialmente.

Ojalá fueran sólo 3 mil los estudiantes que abandonaron la escuela. Pero las tendencias, los indicadores y la historia tienen otros datos.

Lo realmente triste no es el baile de números, sino que, efectivamente, antes, como ahora, el sistema social y la escuela siguen siendo incapaces de retener a todos los estudiantes, y peor con la pandemia.