Los profesores se sienten abandonados por las autoridades y los políticos, se perciben quemados, pero más unidos a las familias.

Seis de cada diez se sienten abandonados. Sólo el 30 por ciento de los docentes aprueban las medidas frente a la contingencia y el confinamiento pedagógico.

La mayoría crítica la improvisación en las medidas, la falta de protocolos y la ausencia de ayudas.

La actitud de estudiantes, familiares, compañeros y directivos escolares ha sido clave para resistir.

Los docentes jóvenes se adaptaron mejor a la modalidad híbrida, aunque la experiencia de los veteranos les permitió sobrellevar mejor la pandemia.

Los anteriores son hallazgos de un estudio hecho en España por la plataforma Micole y la Universidad Rey Juan Carlos, con base en encuestas a 351 docentes de aquel país.

No. No son del caso mexicano, pero intuyo que reflejan el sentir de muchos segmentos del gremio docente en nuestro país. Tengo como hipótesis que si aquí se aplicaran encuestas semejantes, nuestra realidad no se alejaría mucho de aquella.

La situación emocional, laboral y pedagógica del profesorado es uno de los grandes desafíos para el cual el gobierno federal y los estatales deben construir un proyecto estratégico de cara al tercer ciclo escolar en pandemia.
El contexto en el caso mexicano se complica más, por decisiones e indecisiones que despertaron rechazo y resistencias entre el magisterio, como el calendario escolar del nuevo ciclo, las fallas en los mecanismos de promoción y la sobrecarga que advierten en el siguiente año lectivo.

Los meses que vienen reclaman decisiones basadas en la lucidez, sensatez y sensibilidad que, por cierto, escasearon en los meses previos.

Ojalá todas las partes entiendan que no está en juego sólo un ciclo escolar, sino un presente y el futuro más venturoso para millones de estudiantes, en especial para quienes padecieron los estragos del confinamiento.

No puede haber soluciones parciales ni medianías: el mandato del artículo tercero constitucional es imperativo. Todos los niños y jóvenes tienen derecho a la mejor educación. Esa es la brújula.