¿Y a qué te vas a dedicar? Cuando respondo, los ojos de la mayor parte de mis interlocutores se abren casi desmesurados: ¿sólo de profesor?, ¿sólo de profesor?, ¿sólo de profesor?…		
		
	
			Pocas horas apenas en Colima, unos metros recorridos en la Universidad, lugar de mi trabajo, me dieron suficientes motivos para venir a estos parajes virtuales a contarles el beneplácito por la		
		
	
			Plaza de Mayo. Jueves de enero. El calor retornó con brío a Buenos Aires después de una tregua. Las sombras a los pies de los arboles ya tienen ocupantes. Poco a poco se acerca la gente y en		
		
	
			Buenos Aires. Calle Cerviño. Al salir del cajero automático lo vi en la acera de enfrente. De perfil y a doce metros no aprecié sus rasgos. Domingo por la mañana, viento fresco, pocos		
		
	
			No me gustan las despedidas. No me gusta la muerte. No me da la gana decir adiós. Tampoco disfruto la última copa. No celebro los discursos de clausura. Las excusas de la derrota debieran ser		
		
	