Esta mañana escuché las estimaciones de la organización Mexicanos Primero sobre el abandono escolar por la pandemia. En 6 millones calculan el número de estudiantes desconectados. La cifra aterra.
Por supuesto, México no es el único país que enfrenta el problema. Lo sufren los estudiantes y podrían padecerlo el resto de su vida, al verse impedidos del derecho a la educación. Las organizaciones internacionales, como Unesco o Unicef, observan con preocupación los saldos cruentos de la pandemia en América Latina.
El cálculo de Mexicanos Primero es peor que los escasos números proporcionados por el gobierno federal. Seguramente, como es habitual, dirán que tienen otros datos, pero no aparecen. Su ausencia agrava el panorama y funda sospechas.
Si las cifras de la organización privada se comprueban, el sistema escolar sufriría una terrible pérdida de incalculables daños personales y sociales. Equivaldría regresar a la matrícula de hace 20 años; o a borrar a todos los estudiantes de educación media superior.
Es el presente y el futuro lo que nos estamos jugando con las decisiones que se tomen sobre la escuela.