Ayer por la mañana presentamos Diez ideas para cambiar la escuela en CEPC Universidad. Fue una actividad distinta y especial.
Cada presentación es única y tiene motivos para recordarla; la de ayer, porque fue ante un grupo de estudiantes y maestros de esa institución, a la mayoría de los cuales no conozco, más otros, buenos conocidos y colegas.
Distinta, porque a diferencia de todas en las que participé, no hubo comentaristas o presentadores que, habiendo leído, exponen sus opiniones del texto. Después de la bienvenida del rector, Roberto Carlos Peña, encendí el micrófono de la pantalla para hilar un discurso más o menos breve. Luego vinieron algunos comentarios. Terminamos a tiempo y, por mi parte, conforme.
Fue muy especial, porque se conectó con nosotros, desde España, la doctora Mª Antonia Casanova, quien escuchó atenta, luego pidió la palabra e improvisó una intervención lúcida y sabia. Fue un privilegio tenerla como invitada.
Casi todo perfecto, excepto que volvimos a las pantallas después de sentir de nuevo las emociones de los encuentros vivos, pero la prudencia aconseja con tino.
Al final de todo, lo más importante en momentos así es que la escritura y publicación de libros tiene sentido sólo si consigue lectores. De lo contrario, de nada sirve. ¡Ojalá hayamos pescado algún lector!