El 19 de junio de 2010 viajé a Guadalajara para asistir a un congreso internacional. Del viaje no recuerdo algo que merezca contarse, ni es relevante intentarlo. Lo que tengo vivo en la memoria es el impacto enorme que me provocó leer desinteresadamente, en principio, el diario tapatío que estaba dispuesto para los clientes en el lobby del hotel. Fue lo primero que encontré mientras esperaba atención. A la izquierda de la página principal una foto en blanco y negro mostraba el perfil de José Saramago, con la triste noticia de su fallecimiento el día anterior. Una sensación de vacío me sacudió. Incrédulo miré de nuevo la fecha y luego regresé al pie de foto. Al lado, la nota daba cuenta del acontecimiento con los fúnebres detalles de la ocasión. En ese y otros medios leí aquella mañana innumerables declaraciones de personajes de la literatura y el mundo intelectual lamentando la muerte del hombre y ensalzando la obra del literato. Así me enteré del triste hecho. Sabía ya de las precarias condiciones de su salud, porque no había pasado buenas épocas y, sin embargo, en ese estado, en algunos momentos muy crítico, pudo escribir hasta el final páginas que ahora son parte de nuestra biobibliografía. Dos años después muchas personas en el mundo seguimos recordándole, como escritor y ciudadano, una y la misma persona. Dos años después le sigo leyendo, disfrutando y reflexionando. Dos años después sus letras me siguen inspirando y alentando. Y estoy seguro que será así por algunos años más, por lo menos los que pueda seguir escribiendo en este Cuaderno que, justamente, debe su nombre al original que ideó el propio Saramago. Aquí estaré para recordarlo.
Twitter@soyyanez
Ana Luz Quintanilla
Me encanan tus palabras. Justo hoy salgo a Portugal y pienso en Saramago, como esa sombra que me acompañará con sus palabras a recorrer su país. Un beso!
Juan Carlos Yáñez Velazco
Gracias Ana Luz, buen viaje.