Esta es la personal historia, entrecortada y en menos de 140 caracteres, de un infeliz desliz. Ocurrió en mi tierra, Colima.
Fue el día más infeliz de una mujer que se llama, curioso, Felícitas.
Dice el viejo refrán que los peces mueren por la boca. También los políticos. Y las autoridades electorales.
La presidenta, cuyo nombre ya no voy a mencionar, quiso ganar la gloria: obtuvo participación en “las mangas del chaleco”.
Más vale un voto en acta, que cientos en boca de presidenta.
Con la filosofía de la Chimoltrufia, como dice una cosa, dice otra.
La conducta de la presidenta del órgano electoral en Colima es todo, menos feliz.
El comunicado desfacedor de entuertos sería destrozado en una carrera de lingüística por su incalificable calidad.
Lo que dicen los memes en redes sociales: Confirma el IMSS que bajó el azúcar a medio Colima.
El comportamiento de la susodicha es absolutamente congruente con su conducta incoherente, desorientada.
Hace tiempo lo escribí: no, pobrecita la presidenta Valladares no; pobres de nosotros, en sus manos. He aquí los resultados.
Lamento no haber estado equivocado.
Pero hay que reconocer una cosa: la presidenta pudo decir que luego de contar bien, ganaba Locho, o el general.
La presidenta Valladares no se equivocó: erraron quienes le dieron tremenda responsabilidad.